Cuando la luna asoma su rostro y empieza esparcir sus sonrisas sobre la faz de la montaña y el bosque, es hora de escuchar los cálidos cuentos de la abuela que comienzan sus oratorias con relatos fantásticos, literarios y fascinantes que se convierten en la mejor pócima del reparador sueño.
La población warao, como todos los pueblos originarios, posee variadas y ricas expresiones literarias y antropológicas que enriquecen la cultura y la cosmogonía de cada etnia. Los ancianos waraos son los encargados de descifrar los sueños de los miembros de la familia. Generalmente, las horas adecuadas para las traducciones son las madrugadas o las horas nocturnas, momento de ir al descanso.
Teófila, indígena warao madre y abuela de larga cabellera color cenizas y de rostro duro y estatura pequeña, se encargaba de descifrar los sueños de sus nietos a la hora de acostarse. Comenzaba su descripción con interrogatorios a sus hijos y nietos “¿qué soñaste anoche?”.
“Si alguno de ustedes soñó que se le aflojó y se le salió uno de sus dientes, es un sueño de mal presagio” señala en su idioma la anciana matrona.
“Quitarse una muela o un diente significa la muerte de un familiar o de un ser querido” asegura la sabia mujer agregando que, para contrarrestar el sueño, hay que contárselo a alguien al despertar, para que el sueño no se haga realidad.
“Todo lo contrario, si sueñas con la muerte de un ser querido y te despiertas llorando y lleno de lágrimas, alégrate, vienen días de festejos y de risas” describía la abuela.
Asimismo, aseguraba que, si soñabas con un mar embravecido o un río revuelto, con muchas olas y marejadas, este sueño significa días de problemas “cuídense, pueden verse inmiscuidos en peleas colectivas que te traen graves problemas”, descifraba.
Mientras tanto, “si sueñas con desechos de porquerías y te llenas de excremento, anuncia abundancia y prosperidad, éxito y dinero, tienes la prosperidad en tus manos”.
Facundo Ávila, un anciano warao, despertaba de madrugada y empezaba con su oratoria, ordenaba a sus nietos prepararse “que se avecina una sequía” era hora de ordenar y asegurar el bastimento. “Es hora de poner al remojo los colmillos del caimán” decía su extraña frase.
Al ser interrogado sobre el significado de la frase, el viejo warao afirmaba que los colmillos del caimán en remojo traen lluvias.
Expertos investigadores de la cultura indígena como Julio Lavandero, en sus obras literarias Ajotejana I y Ajotejana II, realizan una amplia exposición sobre la cosmogonía de los waraos. Asimismo, el antropólogo y etnolingüística Esteban Monsoyi es considerado como uno de los ponentes con mayor riqueza literaria por sus investigaciones en el marco de la cultura indígena.