Año tras año el Orinoco amenaza las viviendas de 80 familias warao

La comunidad indígena Pueblo Blanco se encuentra al borde del precipicio por las corrientes del rio Orinoco que socava el terreno y deteriora progresivamente las viviendas de los warao.

La población de al menos 80 familias, localizada en la orilla del río Macareo, afluente principal del Orinoco, sufre en carne propia las consecuencias del cambio climático en Delta Amacuro. El grupo indígena asentado en el margen derecho del río, se encuentra a pocos metros de ser arrastrado por las corrientes del agua por las inundaciones que impactan al Delta del Orinoco en los últimos 10 años.

Belkis Moya, lideresa indígena de la comunidad, asegura que los miembros del caserío están en alerta por la posibilidad de un eventual desastre natural por la fuerza del Orinoco “el riesgo es tan latente que ya las aguas están a dos metros de las viviendas y amenazan con desbordarse” señala.

Jorge Tineo, funcionario de Protección Civil y dirigente social de la comunidad, describe la situación como una situación recurrente que se agudiza durante el invierno con la inundación del río. “Cuando el Orinoco crece, sus corrientes de aguas chocan contra el barranco de nuestra comunidad y se llevan el terreno” asegura.

La única alternativa de solución que hasta ahora han propuesto las autoridades es la reubicación de las familias, pero no han avanzado en acciones.

El equipo de Kapé Kapé visitó la comunidad y documentó el progresivo deterioro del dragado que separa de la orilla del río con las viviendas y constató que la primera casa en alto riesgo se encuentra a dos metros del barranco que separa al precipicio del río.

Los habitantes del caserío Pueblo Blanco subsisten de pequeños rebaños de búfalos, la siembra y la pesca. En sus infraestructuras destaca una pequeña capilla tomada como santuario a la Virgen del Valle. Se abastecen de agua directa del río por la ausencia de redes de agua potable y no cuentan con energía eléctrica y otras necesidades básicas.

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