Las manos de Luz Miriam Rodríguez, una artesana indígena del pueblo piapoco, tejen diariamente entre 4 y 5 bombonas, una especie de cesta alargada que tiene varios usos en el hogar, y que forma parte del legado cultural de su pueblo que ha trascendido de generación en generación.
Desde 1980, cuando los piapoco llegaron a fundar Betel de Picatonal, comenzaron a aportar estos recursos para el trabajo de ellos y otros pueblos indígenas.
Uno de estos recursos fue el uso de la tirita, una fibra que sacan de una espiga que recogen de los caños.
Después de 2 raspados, obtienen una tira de aproximadamente un milímetro de grosor, lo suficientemente flexible y fuerte para sebucán, un exprimidor del jugo de la yuca para luego hacer casabe y mañoco, y las bombonas.
Luz Miriam primero teje el piso, luego hace el cuerpo y posteriormente la parte de arriba. Usa fibras que son extraídas inmediatamente de la espiga. Durante el tejido tiene que usar agua para mojar la tira, ya que, si se seca, se rompe y pierde el trabajo. La humedad también hace que la tira sea extremadamente flexible para darle forma a la bombona.
Esta artesanía del pueblo piapoco tiene varios usos para el hogar, como porrones, espigueros, lámparas, adorno de paredes y hasta de cesta para ropas. Los tamaños los definen por cuartas, siendo la más pequeña la de 4 cuartas y la más grande la de 14 cuartas, que da como resultado una bombona de 1 metro de altura.
Además de Luz Miriam, otros indígenas de su comunidad también se dedican a este oficio al igual que otros indígenas piapocos de las comunidades Picatonal y Santa Martha en Amazonas y en Parhuaza, estado Bolívar.
Cuentan los artesanos, que la comercialización es una dificultad ya que no se valora el trabajo que implica hacer las bombonas.
Dicen que hacer una es un gran trabajo que comienza con ir a los caños a cortar las espigas. “Nuestra cultura vive de eso, pero la gente le pone precio al trabajo de uno”.
“En la comunidad la pagan a 12 mil pesos colombianos la de 14 cuartas, pero tú lo traes a Puerto Ayacucho, pagando pasaje uno, y lo pagan muy barato, a 8 mil pesos colombianos”, explica Manuel Hinao, el esposo de Luz Miriam, quien agregó que aún hay personas que van a la comunidad a comprar directamente y otros piden encargos.
Señaló que incluso ahora las bombonas se están exportando. “Vinieron unos muchachos que compraron para revender en Puerto Carreño, Colombia y desde ahí se han expandido a Perú y Chile a Colombia”, dice Hinao.
El tejido de cestería forma parte de la tradición cultural de los piapoco, no sólo tejen las bombonas como lo hace Luz Mirian y parte de su familia, también tejen sebucán, manare y guapa. Otros se dedican al tallado de madera. De esta forma y haciendo uso de la oralidad, van transmitiendo de generación en generación este acervo cultural propio, como una forma de garantizar su subsistencia a pesar de las diversas problemáticas sociales que los pudieran afectar.