La caza es un modo de sobrevivencia que todavía implementan algunos hombres warao, en su mayoría los más preparados y fuertes.
En esta cultura, a los cazadores se les conoce como Daumata, persona mayor, con suficientes conocimientos y fuerzas para atacar y enfrentarse a animales silvestres y feroces, para poder conseguir el pan del día y día.
Enrique Rattia de 55 años de edad, es uno de ellos. Es oriundo de la comunidad de San Francisco de Guayo, desde donde contó que la situación país no le ha afectado a su núcleo familiar, puesto a que ha sabido sobresalir gracias a la práctica de la caza, siembra y la pesca.
“Yo soy una persona que no sufre por hambre, porque cuando quiero comer pescado, salgo a pescar, cuando quiero comer carne, me voy a la caza, y tengo mi conuco de ocumo para cuando necesite el pan. A pesar de que tengo tres años sin comer el pollo, no me preocupo, porque a pesar de todo, la crisis no nos ha afectado”, dijo Rattia en su idioma originario.
Enrique manifestó que se siente muy orgulloso de poder sacar adelante a su familia a pesar de que se encuentra en el bajo delta, en una comunidad poco atendida. Aseguró que esta población es abordada por los entes gubernamentales sólo con comida, y máximo dos veces al año.
El arco y la flecha son sus instrumentos esenciales para la caza, ya que los tiempos de caza con escopetas se terminaron.
Cuenta que arco y flecha ha podido cazar tigres, dantos, chigüires y babas, y para complementar saca de su conuco aproximadamente 10 kilogramos de ocumo. Cuando quieren variar la dieta y comer alimentos como el arroz y la harina, viaja hasta el centro poblado más cercano para hacer trueques.
Enrique Rattia es padre de tres hijos, y para sus hijos es su ejemplo a seguir, porque es uno de los waraos tradicionales, con bastante conocimiento que a diario les transmite.