En las últimas semanas a la ya marcada presencia de familias indígenas en las calles de Tucupita se ha sumado una creciente ola de niños indígenas en situación de mendicidad en las afueras de panaderías, abastos y otros lugares de venta de comida, y no son menos los infantes que invaden las adyacencias de las avenidas abordando a los carros pidiendo algo de dinero.
En Tucupita, la situación se observa en la Av. Arismendi, a tan sólo dos cuadras de la gobernación y la sede de la Asamblea Legislativa del estado Delta Amacuro, entes rectores de las políticas administrativas de la entidad.
En tal sentido, el Observatorio de Derechos Humanos Kape Kape, exhorta a estas instituciones públicas a atender las necesidades de la población que se encuentra en alto grado de vulnerabilidad, que aumenta en número y grado de mendicidad debido a las condiciones socioeconómicas actuales.
En visita, realizada por el equipo del observatorio, se pudo detectar la presencia de 6 madres indígenas con sus bebés, en plena acera del mini terminal de Tucupita y otras 10 familiasen la parte baja del paseo malecón Manamo; donde pasan la noche para luego continuar su faena de limosneros.
Allí están, de manera pública y notoria, a la vista de todo el que pasa por la transitada zona de Tucupita, sin recibir educación, seguridad social, resguardo a la integridad física, atención a la salud, ni techo que lo proteja de la intemperie; como lo consagra la Constitución de la República bolivariana de Venezuela en sus artículos 119 al 126.
Por eso, una vez más, abogamos por la construcción de políticas públicas que trasciendan el discurso indigenista y tengan una verdadera y permanente repercusión en la garantía de los derechos humanos de esta población históricamente vulnerable.